De tarea para la clase de Inglés nos dejaron visitar un museo y hacer un video al respecto.
Mi equipo (Natalia) y yo fuimos al museo “MuCho” (“Mundo Chocolate”) en donde el tema principal es, adivinen, el chocolate.
Me emocioné y conenzé a grabar cosas que se vieran bonitas, y se formó un pacto no hablado, en el cual acordamos que yo me dedicaría a filmar, mientras Natalia era quien leía la información, le tomaba fotografías a los textos para después usarlos como referencia, y escuchaba a un guía de tour explicar sobre cómo es que el chocolate blanco es una aberración contra la naturaleza.
Yo tenía toda la intención de evitar un video escolar típico, en el cual uno de los miembros le habla a la cámara para explicar quién-sabe-qué. Así que decidí que lo mejor que podía hacer era conseguir un montón de cobertura (“Kobehrtura”?) del lugar y después unirlo todo.
Sabía también que quería que fuera un video corto, porque no hay nada peor que forzar la longitud de un video con datos innecesarios.
Así que volé con mi cámara por todo el museo unas tres veces, intentando conseguir todo el material que pudiera verse bien.
Después fue una simple cuestión de redactar el texto usando la información aprendida, grabar el audio, y sumergirme en la edición.
Y cuando digo “sumergirme”, lo digo en serio. Decidí que quería complacerme a mí mismo, así que lo edité como solía hacerlo hace mucho: sin límites de tiempo; sin tener que transmitir un mensaje; sin tener que cumplir ninguna regla para nadie; no. Lo edité disfrutando de la música y dejando que se desarrollara a su propio ritmo; descubrir cómo es el video mientras lo iba editando. Esto es algo que no hacía plenamente en casi dos años.
Natalia fue lo suficientemente linda para dejarme salir corriendo a grabar lo que yo quisiera, y editarlo como yo quisiera. Gracias por eso. La libertad es un regalo.
También, fue ella quién sugirió, entre otras cosas, que la toma inicial fuera la de las chispas de chocolate. Esa fue una excelente idea de su parte, porque, en mi humilde opinión, la combinación visual-sonora que sucede en toda esa primera toma (fade in desde negro, movimiento suave en slowmotion, un súper close up a las chispas, fade out a negro, y todo esto mientras la música imita lo que la imagen hace) resultó en, no sólo mi toma favorita del video, pero una de las ediciones y momentos en video de los que más estoy orgulloso en mi humilde catálogo de más de 150 videos.
En pocas palabras: el inicio de este video es muy bueno.
Otra de las cuestiones que ocurrieron con la edición es que: lo edité en una sola noche, lléndome a dormir a las 5am, para entregarlo al día siguiente.
Aquí abajo está el video, para que lo vean y, por favor, tómense un segundo para apreciar esa bella primer toma.
Hasta la próxima, Kobeh out.