Sopas gente, aquí Kobeh.
Recientemente me fue asignado realizar un filmminuto en el que “contara cualquier cosa”, y eso parecía ser una instrucción bastante simple; digo, estoy acostumbrado a que me den un tema y tiempo límite y realizar algo.
Pero esta vez me encontré con algo interesante: no tenía de qué hablar!
Las instrucciones fueron bastante claras; tenía que contar algo. Pero qué?
Tenía dos semanas para terminar el corto y, como me conozco, sabía que entre más tiempo tuviera para dedicarle; mejor.
Para el día siguiente a cuándo me lo pidieron, ya había escrito la base de lo que iba a filmar.
Déjenme darles contexto meteorológico sobre la situación: llevábamos ya un par de semanas bajo lluvia, porque al país lo estaban golpeando un huracán y una tormenta tropical al mismo tiempo. Lluvia, lluvia. Qué tal un dios de la lluvia? Sí! Eso serviría! Comencé a escribir y terminé con el pequeño poema que sirve para explicar la historia.
Cinco días después ya estábamos listos para filmar, hasta que voltee a ver el cielo matutino y me di cuenta de algo muy interesante: estaba despejado.
Llevábamos dos semanas con un huracán sobre la ciudad y el día que lo necesito para filmar, qué sucede? DESAPARECE!
Yo estaba bastante molesto al respecto, y quizá o quizá no le baile a Tlaloc para que lloviera durante la filmación.
SPOILERS: no llovió.
Una vez en el set, nos dividimos el trabajo: Mariana, quien es jefa del departamento de make up, se dedicó a embellecer a nuestra ya bella actriz, Lau; Rod y yo nos fuimos de scouting de locaciones; y Bernardo decidió que su mejor aportación al equipo sería tomando una siesta.
Al final del día, Tlaloc nos ignoró y terminamos usando una manguera para hacer lluvia. Quién dice que no somos profesionales?