Quizá, no se decirlo con exactitud, vi algo de él en la oscuridad.
No puedo distinguir si era un… no, ¿cómo puedo pensar que vi eso?, digo, es improbable. Tal vez fue el reflejo de la luna con la ventana, e hizo que algo pareciera… eso.
No.
No me siento bien con esa explicación, debo de recapitular los hechos, tal como sucedieron.
Creo que me desperté a las 9, no esoy muy seguro. Me levanté, vi la pequeña mesa que esta a un lado de mi cama, parecía desordenada, o es lo que dice mi madre, en ella había puesto mi libreta, en ella no anoto nada de relevancia, soló bocetos o ideas vagas, a un lado de esta había unos cuantos lápices y plumas, un vaso de agua a medio tomar y una lámpara chica que siempre guardo por cualquier cosa.
Me senté en un lado de mi cama, me revolví el cabello un poco, me paré, abrí la puerta de mi cuarto, cruzé el pasillo, bajé las escalras, doble hacia la izquierda, después seguí hasta topar con la cocina, arrastre la silla, me senté en ella, y la volví a arrastrar, pero ahora hacia dentro, esperé a que mi madre me sirviera un poco de huevo, lo comí, tome el jugo de naranja que había a un lado mío, tragué, limpié mi boca con una servilleta que estaba abajo del vaso, la puse donde había estado antes, me levanté, di media vuelta, segui hacía delante, doble a la derecha, subí las escaleras, recorrí el pasillo, abrí la puerta de mi cuarto, doblé hacia mi baño, y me vi en el espejo.
Hoy quizá no me reconocí, la cara que observaba en el espejo no creía que era la mía, parpados oscurecidos por la Luna, labios destruidos por una sola mujer, nariz desviada, ah, me asqueo de solo pensar en mi propia cara.
Lavé mi cara, cepillé mis dientes, y volví a mi cama. Observe el techo, blanco y con aliento de esperanza, miré a mi lado, observé la mesa, vi el vaso de agua vacío, una pluma, la lámpara, y mi cuaderno abierto en la página donde había ilustrado una pequeña nave de forma cónica apuntando hacia Venus.
Volví a mirar al techo, y me pegó.
Alguien había entrado a mi cuarto, había tomado mi agua, plumas y lápices, y lo más preocupante para mi, había visto mi cuadernoz.
No pudo haber sido mi madre, ella estaba en la cocina a lado mío, mi padre estaba trabajando y llegaría en la tarde, mi hermano se encontraba en Filipinas, y regresaría en unas semanas, así quede con la incógnita de quién había entrado en mi cuarto, bueno, tenía esa incógnita… hasta aquel día.